El Cañón de la Plaza Venancio Pando, situado en Arriondas, es sin duda uno de los símbolos más emblemáticos del lugar y un punto de reunión y referencia para los habitantes de Arriondas. A lo largo del año, las personas pasan por esta plaza sin detenerse a pensar en el significado histórico del cañón, las batallas en las que pudo haber durado o su origen.
Por las épocas estivales, cientos de turistas se acercan para tomar fotografías junto a este cañón, llevándose un bonito recuerdo de su visita y de la localidad de Arriondas, algo de lo que sin duda deben estar orgullosos.
Debido a la costumbre de pasar por alto estas joyas monumentales, el Cañón de Arriondas ha sido relegado a las fotos turísticas. Es hora de redescubrir su historia.
El Cañón fue donado a la Villa de Arriondas en agosto de 1968 por la Federación Española de Piragüismo. En aquel entonces, D. Juan Antonio Samaranch presidía la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes y estuvo presente como invitado en la fiesta de les Piragües.
Este cañón, cuyo tubo central data del siglo XVIII, fue adquirido en el mercado de antigüedades de alguna ciudad del sur de España, probablemente utilizado en las defensas costeras de Cádiz o Cartagena. Su valor histórico es, por tanto, incalculable. Este antiguo cañón de hierro fundido encarna una época en la que la artillería tenía un papel crucial en la defensa de las costas y en el desarrollo de batallas estratégicas.
Además de su valor histórico y militar, el cañón también tiene un significado especial para la Villa de Arriondas, ya que ha sido utilizado en eventos destacados, como la salida de las piraguas durante varios años.
Fabricado en hierro fundido, utilizaba proyectiles conocidos como “8 libras de pelota” debido a su peso. La explosión se generó a partir de 2 libras y media de pólvora negra, y su alcance alcanzó unos 529 metros hacia un blanco específico, y hasta 840 metros disparando una bala perdida.
En tiempos pasados, el transporte del cañón se llevó a cabo con la ayuda de un carruaje especial tirado por cuatro robustas mulas. Este carruaje tenía un diseño y construcción pensados para soportar el peso y las dimensiones del cañón, asegurando un transporte seguro y eficiente. Las mulas, conocidas por su fuerza y resistencia, eran la elección perfecta para este propósito, ya que podrían hacer frente a los terrenos más difíciles y accidentados, comunes en la época.
El proceso de transporte del cañón era una tarea delicada que requería de una precisa coordinación entre los conductores de las mulas y los encargados del cañón. Maniobrar y mantener la estabilidad de un cañón de tales dimensiones durante el traslado era un desafío importante y requería de habilidad y experiencia.
En la actualidad, para preservar la esencia histórica de este símbolo de Arriondas, se ha confeccionado una réplica exacta del carruaje utilizado antiguamente. Esta réplica permite a los visitantes apreciar cómo se transportaba el cañón en tiempos pasados, brindando una experiencia única y enriquecedora sobre la vida en épocas antiguas.
En sus primeros años en Arriondas, el cañón tuvo un uso especial, marcando la salida de las piraguas desde 1968 hasta 1971.
En 1972, bajo la alcaldía de D. Jesús González Llenín, se derribó un kiosco que ocupaba la plaza Venancio Pando para dar paso a la colocación del Cañón de les Piragües.
Recientemente, el cañón ha sido objeto de una restauración, especialmente enfocada en su bastidor de madera. Además, se le han añadido varias palomas de hierro en su tubo central, simbolizando la paz. Esta restauración coincidió con la remodelación actual de la Plaza Venancio Pando, resaltando así su valor histórico y cultural en el corazón de Arriondas.
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